Jorge
nació en la Plata, y se mudó a Bahia Blanca a los diez años. Cuando termino el
colegio sus padres le dieron dos opciones, estudiar, o hacer algún deporte,
como lo único que apasionaba a Jorge era coleccionar DVDs de películas de serie
B, y eso no se estudiaba en ningún lado, optó por el futbol, y eligió la
posición donde menos movimiento hubiera, la de arquero.
Se fue
a probar a Olimpo donde practicó penales, pero no pudo atajar ninguno, y bueno,
es que él tampoco se movía, se quedaba quieto ahí en el medio tomando mate. A
pesar de su ineficacia como cancerbero, decidieron dejarlo en el club como
cuarto arquero, porque su inhabilidad para atajar lo compensaba preparando
mate. Así pasó doce años sentado en el banco de Olimpo, en los cuales vio pasar
cientos de jugadores, dirigentes y directores técnicos, siempre sentado en el
banco, eso sí, con el termo bajo el brazo.
Nadie
entendió bien cómo fue que un día su nombre apareció en la lista de convocados
para el mundial. Algunas fuentes afirman que el entrenador tuvo un sueño donde
levantaba la copa del mundo y Jorge le cebaba un mate. No hubo declaraciones al
respecto. Otro rumor que crecía muy fuerte era que por su calidad como cebador,
Uruguay pensaba en nacionalizarlo.
Como a
Jorge se le había quemado el modem y el televisor, no tenía ni internet ni
cable y no estaba enterado de la convocatoria, lo que hizo que se uniera tarde
a la selección, que ya estaba por jugar los octavos. Como toda la vida, vio a
su país llegar a la final sentado en su lugar de siempre.
Si el
solo hecho de formar parte de la selección fue raro, más raro fue lo ocurrido
en la final entre Argentina e Inglaterra. Argentina iba ganando por dos goles a
uno cuando en la última jugada el árbitro sancionó penal para los ingleses, y
expulsó al arquero titular. El entrenador, desesperado, llamó al Bicho Rodríguez,
el suplente, para que entrara a atajar el penal. Rodríguez tomo un mate de
Jorge, se persignó para entrar…pero un dolor en el estómago le impidió saltar
al campo, entonces todas las miradas se clavaron en Jorge, ahora él debía
entrar. A los 31 años, finalmente iba a debutar profesionalmente. Se posicionó
en el arco y desafió con la mirada al inglés ejecutor. El árbitro hizo sonar su
silbato y el mundo entero se paralizó. El rival pateó con fuerza al medio del
arco, Jorge, fiel a su estilo, se quedó parado y lo agarró. El árbitro marcó el
final del partido y todo un país celebró. Jorge decidió retirarse de la
actividad al día siguiente y se puso un local de películas de serie B, de él
nunca más se supo nada, ni tampoco del Bicho Rodríguez, que lo último que se
dice, es que nunca más volvió a tocar un mate.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario