jueves, 24 de octubre de 2019

La casa de los espejos


Mi visita a Cádiz tuvo varios pasajes que me gustaría contar, pero debo detenerme en uno en específico. Paseando por la ciudad, una jovencita llamó mi atención, invitándome a un lugar llamado “La casa de los espejos”, asegurando que era un lugar conocido de la ciudad. Me resultó curioso que, si era tan popular, no apareciera en ninguno de los folletos que me habían dado. Decidí seguirla. La propiedad era inmensa, tres pisos, y, como su nombre lo indicaba, se encontraba llena de espejos, provenientes de diferentes partes del mundo. La muchacha me contó el origen de ello. La casa fue habitada por un marinero, su esposa y su hija, esta última era quien le pedía que por cada viaje le regalara un espejo, y él se lo cumplía. Pero la esposa, celosa de su propia hija y presa de la locura, la envenenó y mintió diciendo que había enfermado. Esto destrozó al marinero, quien se entregó al alcohol, y pasaba los días en el dormitorio de su hija pensando en ella. La esposa intentaba acercarse, pero él no quería saber nada. Un día, en uno de los tantos espejos que adornaban la habitación, vio el crimen que su esposa había cometido, e invadido de rabia, le dio muerte para luego quitarse la vida.
Me fui de aquel lugar fascinado por esa historia, y le pregunté al gerente del hotel por qué no me había mencionado ese lugar. SU respuesta me dejó helado. Me contó que esa casa no estaba abierta a visitas por lo ocurrido, y porque muchas veces se han oído casos de gente que entró allí y no regresó. Inicialmente creí que era una broma hasta que vi el retrato familiar, y reconocí en él a la misma chica que me había llevado.

viernes, 23 de agosto de 2019

Feria de Autores Independientes



Alguna vez Alejandro Dolina imaginó una feria del libro en Flores, con sus peculiaridades. Quizá fue eso lo que llevó a Plinio Gutiérrez a querer hacer lo mismo en su pueblo natal, el cual no revelaremos su nombre. Y lo hizo, también se imaginó una feria del libro, luego de imaginarla la llevó a cabo. La llamó “Feria de Autores Libres, Laboriosos, Independientes de Oprobioso Suplicio”, conocida por su seudónimo, F.A.L.L.I.D.O.S. Gutiérrez cambió el nombre a “Feria de Autores Independientes” después de darse cuenta que no sabía que significaba laborioso, ni oprobio, ni suplicio. El siguiente obstáculo fue que debía conocer a los autores. Gutiérrez comenzó a editar fanzines de escritores jóvenes que recién empezaban en el mundo literario, y también libros de cualquier otra cosa. Era año electoral en el pueblo así que el permiso municipal le fue otorgado sin suponer problema. El único inconveniente fue esperar ya que había una larga fila de reclamos.
La feria tuvo lugar en la plaza del pueblo, allí escritores jóvenes, adultos y hasta los muertos exhibían sus obras, estas últimas eran robadas con suma facilidad al no haber nadie en el puesto. En una esquina se ubicaban los Puristas del Lenguaje, que defendían a ultranza los viejos modismos del castellano, y en otro estaban los que pregonaban por el lenguaje inclusivo. Dato no menor, ninguno de los dos puestos vendía libro alguno.
Autores internacionales visitaban la feria, pero Gutierrez no salía del idioma español, así fue que cuando el reconocido escritor André Robespierre, de París, lo fue a saludar cantándole “Joyeux Anniversaire”, Gutiérrez respondió “A mí con amenazas no” y lo echó del lugar.
Había políticos que tenían un puesto para que la gente pudiera hacerles consultas. Obviamente el servicio era pago y generalmente las personas se iban con más dudas de las que ya tenían. Había unos cuantos que, aunque tenían en claro que les estaban robando, volvían a verlos igual e incluso pagaban más, vaya uno a saber por qué.
También en otra esquina se había colocado una carpa-biblioteca. Allí las personas que no deseaban comprar libros o no tenían dinero suficiente elegían libros de las estanterías y lo leían en el lugar. A la vez, la carpa estaba dividida en dos: lectura en voz alta y lectura en voz baja, pero no había ningún biombo que separara las secciones, y esto llevó más de una vez a una batalla campal. La carpa-biblioteca fue también sede de amores y desamores adolescentes, pero esas historias no corresponden aquí.
 En un punto de la plaza se juntaban diversos filósofos a dialogar, y alrededor suyo siempre había un gran número de gente, que eran atraídos por el olor a vino que emanaban. Generalmente nadie comprendía de lo que filosofaban, no porque ellos fueran intelectuales, sino que el vino surtía efecto y no podían hablar bien. Alguna que otra vez uno se desmayaba y lo dejaban ahí hasta el otro día que se le pasara la resaca. A veces dejaban pasar dos días, o más. Un día, Gutiérrez se dio cuenta que la gente pasaba horas en la feria, pero no tenía nada para comer, así que contrató un food truck y lo puso en medio de la plaza, para que fuera recorriendo la feria. Ahí ocurrió la desgracia, el carro no pudo con el tamaño del lugar, tropezó con uno de los filósofos desmayados y cayó sobre uno de los puestos, generando un efecto dominó que terminó por destruir la feria. Gutiérrez aseguró que con el dinero recaudado levantaría nuevamente el lugar. A un año de la tragedia, en el pueblo lo siguen esperando.


domingo, 9 de junio de 2019

El último

¿Es esto real? Era la pregunta que rondaba en su cabeza. Caminaba por las calles con la mirada perdida, sin poder encontrar a nadie. Todo rastro de vida había desaparecido. Sería que comenzaba el final de los tiempos, pensaba. A medida que avanzaba quería convencerse de que simplemente estaba soñando, y al día siguiente saldría a caminar como todas las mañanas, y vería todo como lo recordaba. Mientras más calmo se presentaba el aire, él se sentía más intranquilo. Se percató de que no era un sueño y que estaba solo, solo y libre, algo que siempre había idealizado, pero que ahora no era más que el mismo infierno.

sábado, 13 de abril de 2019

Dioses olvidados



Descansan en alguna parte, a la espera de que alguien vuelva a creer en ellos, que les den vida. Son dioses, pero también son mortales, sin fe, desaparecen. Hubo un tiempo en el que estaban llenos de ofrendas, pero luego se vieron opacados por nuevas figuras. La de alguien que se mezclaba entre los humanos para llevarlos a la salvación.
Uno de ellos todavía tiene esperanzas, y aguarda todos los días, confiando en que alguien, aunque sea solo una persona, le envíe una plegaria. El resto de sus compañeros no objetan, saben que su sueño es imposible, pues su desaparición está cerca.
Nadie habla, a excepción de Cupido, que está allí por voluntad propia, y lo único que hace es quejarse de todavía tener que recibir peticiones, aunque no las escucha. Los humanos y sus sentimientos lo hartaron, sólo quiere morir.
Se escucha la campana que avisa la llegada de un nuevo habitante. Como es habitual, los antes dioses forman un pasillo para recibir al nuevo olvidado. La sorpresa es magna: es aquel que les quitó el protagonismo, el de los milagros, junto a su padre. Todos comprenden lo que pasa, finalmente la humanidad se cansó y decidió a enterrar a todas esas deidades a las que entregaban sus vidas. Uno a uno, comienzan a desaparecer.

martes, 26 de febrero de 2019

La batalla


Ya está todo listo, cuarenta  grandes escritores se enfrentarán por ver quién es el mejor. Las reglas son claras, hay que arrojar al rival fuera del cuadrilátero.
Se da la señal de inicio y rápidamente los escritores latinoamericanos unen fuerzas, pero Cortázar traiciona a Neruda, eliminándolo.
Las hermanas Bronte atacan a Nabokov y a Carroll, que son salvados por James Joyce. Chejov ataca a Poe y Lovecraft lo defiende, se repite lo mismo con Stephen King, finalmente Murakami intenta un ataque sorpresa y es eliminado. Chejov junto a las Bronte eliminan a Nabokov, Carroll y Joyce, luego es traicionado y eliminado por Emily. Juan Rulfo, que poco estaba haciendo es eliminado por King. Vargas Llosa va por Cortázar pero es él quien termina afuera. No obstante, regresa al ring para golpear y eliminar a García Márquez, recordsndo una vieja bronca. Gabo exige regresar al ring, pero cuando sube recibe un empujon de Cortázar, ahora sí, es eliminado.
Rimbaud y Baudelaire conversan ignorando la lucha, este último se autoelimina cuando ve a Whitman acercarse  sin ropa. En medio de la distracción, Rimbaud también es eliminado. Walt se va a las manos con Oscar Wilde, y, sin verlos, chocan a Dickens y a Twain que también estaban peleando. Los cuatro terminan afuera.
Stephen King saca a Horacio Quiroga del juego al grito de "Mi terror es mejor" para que luego Agatha Christie lo elimine, ésta luego va y elimina a las Bronté, también descubre a Kafka en un rincón cual cucaracha, y lo manda para afuera. Cervantes va por Cortázar, pero sale volando y queda fuera, García Lorca intenta lo mismo, con la misma suerte y quedando colgado de un borde.
Duelo a puño limpio entre Agatha y Poe, Virginia Woolf elimina a Lovecraft para que no intervenga, repitiendo con Bradbury y Asimov.
Poe y Agatha derriban a Shakespeare y lo eliminan. Virginia es sorprendida y eliminada por Simone y Sartre, que a la vez es traicionado por su esposa y arrojado fuera.
Poe ahora tiene a Agatha contra las cuerdas, pero se detiene para eliminar a Simone, Tolstoi y Verne, que buscaban sacar ventaja. Al bajar la guardia es interceptado por Mary Shelley y Jane Austen, Hemingway salta en su defensa pero es eliminado por la autora de Frankenstein. Cortázar es quien lo salva, eliminando a las mujeres. ¡Traición de Borges hacia su compatriota, eliminándolo! El público queda en shock. La alegría de  Borges  dura poco, pues es  sorprendido por Dante, que lo manda afuera.
Duelo a tres bandas, Agatha lleva las de ganar, cuando intenta eliminar a ambos Poe se resiste, Dante no. Intenta una vez más pero los roles se invierten y es el de Providence quien permanece en la arena.
El autor de "El cuervo" se dispone a celebrar, pero... ¡García Lorca, que no habia sido eliminado, lo sorprende con una patada voladora y se convierte en el ganador!

Tertulia de poetas


—Una bebida más, por favor.
—Señor Baudelaire, ya es el cuarto vaso que toma—respondió el cantinero—y debo recordarle que aunque ya esté muerto, el alcohol en exceso sigue siendo peligroso.
—No te pago para que me aconsejes, te pago para que me des de tomar—Charles ignoró al joven y continuó bebiendo.
A las puertas del bar se hallaba Arthur Rimbaud, quien fijaba su mirada hacia las afueras.
—Eh, Arthur, ¿entras o no?—preguntó Charles, risueño, o mejor dicho, borracho.
—Walt Whitman ha montado un campamento nudista ahí afuera.
—Ah sí, es que no podemos permitirle entrar sin ropa aquí, reglas son reglas—señaló el cantinero—si quieres unírteles no hay problema, pero luego aquí te vienes vestido.
—Hmm, si Paul se entera me pega otro tiro, mejor me quedo aquí.
—Miedoso—le llamó Baudelaire            
—Señor Poe, ¿le gustaría leer alguno de mis poemas? Mire, este se llama Azatoth, si quiere se lo recito—Lovecraft, que no estaba invitado, se las había arreglado para colarse en la tertulia y ver a su ídolo, quien a su vez, estaba tratando de evitarlo.
—Ya entiendo por qué tiene su propio círculo allá abajo—pensaba Poe mientras buscaba algún lugar para esconderse hasta que lleguen los demás comensales—¿por qué Dante se tarda tanto en venir? ¿Se habrá perdido otra vez en el infierno?
Se oyó un portazo y todos los presentes dieron vuelta a ver quién había llegado, se trataba de Charles Bukowski. El cantinero resopló molesto, y sacó otro vaso para el ya mencionado.
—De lo que sea que ese esté bebiendo—dijo señalando a Baudelaire—dame el doble.
—No quiero que iniciemos una competencia de beber, Charles.
—Sabes que sí—dicho esto, ambos se miraron desafiantes mientras el cantinero sólo podia expresar su fastidio con su mirada.
Escondido en un barril de amontillado, Poe escuchó a alguien silbando una melodía mariachi.
—Por favor, que no sea él—pero lo era, Ambrose Bierce hizo acto de presencia, y se sumó a la competencia de bebidas, no sin antes abrazar fuerte a Edgar y dejarle una botella de mezcal de regalo—¿Qué les parece si empezamos a recitar, muchachos?
—Pero aún faltan invitados—señaló Rimbaud.
—Eso no me importa
—¿Y si lo dejamos para otro día? Creo que ninguno de los dos Charles está en condiciones de recitar algo—en efecto, ambos habían caído desmayados. El cantinero simplemente los miraba lamentándose.
—Sí, mejor así—se convenció rápido Edgar mientras abandonaba el lugar, mientras regresaba a su tumba, Whitman lo saludó y le preguntó de unirse al campamento, a lo que él respondió mostrándole el dedo medio y pensando—estas reuniones, nunca más.

lunes, 25 de febrero de 2019

Breve descripción del infierno

Creo que no necesito presentarme, ya todos conocen mi nombre, así que iré a lo importante, que en unos minutos tengo una reunión con el “jefe”, aunque esto es una cooperativa. Hoy vengo a contarles cómo se manejan las cosas en el Infierno. A diferencia de allá arriba, donde es todo libre albedrío y los guardias prácticamente están de adorno, aquí hubo que dividir el lugar en siete círculos, porque abajo hay mucha más gente que arriba, sí, primero eran siete, pero a un tal Dewey se le ocurrió que fueran nueve, como los de Dante, que, dicho sea de paso, no sé dónde está, dijo que se iba a una tertulia de poetas que organizaba Poe, pero creo que todavía está rondando por ahí. Cuando no tiene a Virgilio cerca se desorienta un poco.
Ya el primer círculo es una tortura. No, no para los que están ahí, sino para mí. Es que ahí están todos los filósofos que alguna vez renegaron de la existencia de, bueno, ya saben, “El todopoderoso”. Heráclito se la pasa pidiendo que le cambien las sábanas porque “ya no son las mismas”, Sócrates es un verdadero dolor de cabeza, a veces se escapa y baja a otros círculos a dar clases. Nietzsche está acurrucado en un rincón mientras habla del superhombre y no sé qué otras cosas, aunque nadie le presta atención.
En el segundo círculo tenemos a los lujuriosos. Con la llegada del Marqués de Sade esto se descontroló un poco y tengo que mantenerlos a raya cada tanto. No hay semana en la que no estén preparando alguna fiesta en conjunto con los golosos del tercer círculo. Siempre intentan convencerme de que les de permiso mandándome una canasta de frutas y con algún poema de Whitman. A esto debo sumarle las constantes quejas de los avaros del cuarto circulo. Yo siempre les digo que deberían ser como los del quinto, que nunca protestan por nada, es más, ni siquiera se esfuerzan en pensar, se la pasan durmiendo, encontrar a alguno despierto es como encontrar una aguja en un pajar.
El sexto círculo tiene algo en particular, ya que aquí deberían ir los herejes, basándonos en Dante, sin embargo, Dewey creyó que era mejor poner a todos en un mismo círculo, ateos y agnósticos. Aquí colocamos a Lovecraft, porque sus escritos me perturban hasta a mí, y es por eso que nunca paso para ver lo que está haciendo. De hecho nadie sabe nada.
El séptimo círculo es mi favorito, ¿por qué? Porque aquí vinieron a parar las peores escorias que pisaron la tierra, y me divierto bastante castigándolos. Si se trata de aleccionar soy el mejor. Y no, aquí no hay suicidas.
El octavo está vacío, no recuerdo bien para qué era, pero se convirtió en lo que yo llamo “el círculo popular”, porque todos los otros que habitan aquí lo usan para algo, excepto los del quinto. A veces algún violento viene a esconderse para evitar su castigo, en otras ocasiones ha habido clases de filosofía.
Me olvidaba, hay un noveno círculo que es en realidad mi oficina, donde hago el papeleo y envío a las almas al sector que le corresponda. También debo autorizar las salidas transitorias en caso de que alguien ahí en la Tierra esté jugando a la ouija. Todo esto sin recibir remuneración alguna, y es por eso que uso el piso de arriba como escenario de peleas con apuestas. Ya ven, de algo se tiene que vivir.


Reunión a la que se refiere el diablo: http://cafeytrapos.blogspot.com/2018/07/hablemos-de-los-mortales.html

viernes, 4 de enero de 2019

Había una vez...


Había una vez un reino donde los habitantes creyeron que como su nuevo gobernante era muy rico, no perjudicaría a los pobres campesinos. Al comienzo de su reinado, el monarca parecía alguien educado y que escuchaba las problemáticas de su gente. Pero poco les duró el encanto, pronto el rey comenzó a tomar decisiones, que podríamos llamar, muy estúpidas. Hizo que los campesinos tuvieran que pagar mucho más por sus tierras, como le parecía que había demasiadas personas trabajando, empezó a despedir a unas cuantas. Con el paso del tiempo cuando el rey hablaba parecía un infante, y el pueblo, molesto al ver que su líder de ojos celestes no era lo que parecía, comenzó a protestar.
Pero el rey tenía sus defensores, aquellas personas de su misma posición social, que le aseguraba que debía ser duro con los “sucios revoltosos”, así les llamaban. Decían que les mandaran al ejército y, si había que matar, que mataran, porque “a nadie le iba a importar”. El rey no sabía qué hacer y cuando entraba en crisis decía que la culpa era de la reina anterior.
Otra cosa que no se permitía en el gobierno era insultar al líder, por más que fuera un insulto pequeño, podían llegar a encerrar a quien lo hiciera. Eso sí, a cualquier otro rey estaba bien insultarlo.
En el reino también había un excesivo odio hacia la mujer, por ejemplo, siempre las trataban de locas o de querer llamar la atención, suena absurdo, pero así era, ni siquiera podían elegir si tener hijos o no, siempre excusándose en la fe, porque la Iglesia también era muy importante para los ricos, más allá de que no fueran nunca a misa o desviaran la mirada cuando veían un pobre.
Afortunadamente, reinos como este con su gente y gobernantes ya no existen, o bueno, a lo mejor sí.