Harald no decía nada, aunque guardaba una enorme sonrisa
mientras era vitoreado por su enorme conquista, después de diez años se había
apoderado de toda Noruega, no fue fácil, perdió a muchos hombres que ahora
disfrutaban en el Valhalla. Rognvald, su aliado, se acercó y le dijo
—Vaya sonrisa llevas, eres feliz por lo que has logrado
—No es por eso—
respondió Harald—
es por una promesa. Después
de todo, no he olvidado la razón por la que he atravesado este camino-tomo una
daga y comenzó a cortarse el largo cabello que se había dejado crecer a lo
largo de su travesía-ahora podré casarme con ella. ¿Acaso, Rognvald, no crees
que el arma más fuerte para lograr esto sea el amor?
Rognvald miró a su rey a los ojos, y tras un largo silencio
soltó una enorme carcajada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario