miércoles, 29 de agosto de 2018

Hablemos de Argentina (continuación de Hablemos de los mortales)


-¿Se puede saber por qué no has empezado con la destrucción total? Me aburro ahí abajo, el negocio de las peleas ya no es tan atractivo-le dijo el Diablo a Dios
-¿Hay peleas clandestinas en el infierno?-preguntó, evadiendo el primer interrogante
-Ey, en mi jurisdicción yo decido lo que es legal y lo que no. Hasta tu hijo vino a apostar ayer
-¿Jesús? ¿Cuántas veces he de decirle que no se meta en tus cosas? Este chico no escucha cuando le hablo
-Podrías dejarlo, digo, ya es un poco mayor, ¿no? En fin, ahora respóndeme lo que quiero saber, habíamos quedado en que matarías a todos, ¿qué pasó? ¿te ablandaste? Seguro que sí, siempre lo mismo, es más, no veo a San Pedro en su garita
-Le di vacaciones. Es mucho trabajo borrar toda la humanidad de golpe, tomé otra decisión. Mejor será empezar por país. Estaba viendo si comenzábamos por Argentina.
-Típico, tomar decisiones sin consultar a nadie, qué generoso Dios. ¿Por qué Argentina precisamente?
-Están haciendo demasiadas cosas en mi nombre diciendo que yo lo digo, y no es así.
-Pfff, ni que hubieran formado un partido político anti aborto
-………
-¿En serio? ¡Qué país! Bueno, dime, ese movimiento fue fundado por un hombre, ¿no?
-Así es, su nombre es…
-Déjame adivinar, Raúl-Dios asintió. El Diablo se tomó la cabeza mientras reía-no puede ser, ¿qué más hacen en tu nombre?
-Basta que veas el pensamiento de algunos legisladores-Dios encendió la televisión y el Diablo permaneció boquiabierto ante algunos argumentos.
-Caray, no pensé que fuera tan grave, ¿y qué opina tu vocero en la Tierra de todo esto, el tal Francisco?
-Compara el aborto con el nazismo y dice que hay llevar a los niños a terapia por su sexualidad.
-¿Y encima de todo, el malo sigo siendo yo?

La promesa del rey


Harald no decía nada, aunque guardaba una enorme sonrisa mientras era vitoreado por su enorme conquista, después de diez años se había apoderado de toda Noruega, no fue fácil, perdió a muchos hombres que ahora disfrutaban en el Valhalla. Rognvald, su aliado, se acercó y le dijo
—Vaya sonrisa llevas, eres feliz por lo que has logrado
—No es por esorespondió Haraldes por una promesa. Después de todo, no he olvidado la razón por la que he atravesado este camino-tomo una daga y comenzó a cortarse el largo cabello que se había dejado crecer a lo largo de su travesía-ahora podré casarme con ella. ¿Acaso, Rognvald, no crees que el arma más fuerte para lograr esto sea el amor?
Rognvald miró a su rey a los ojos, y tras un largo silencio soltó una enorme carcajada.

Cadáver exquisito I


Este pensamiento, que no era el único tampoco, hacía que volviese la vista al pasado, pero sin embargo la Muerte no abandonaba la tierra, no es que yo creyera que lo desease realmente, en realidad me había equivocado. Lo que es conocido como el hogar, es de hecho más amenazador.